Espacio abierto para todos los alumnos de TaoSmiling


Maite Chamón
Creadora del método TaoSmiling
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Experiencia en Santiago del Estero I


Llegamos a la terminal el viernes por la mañana. Aprovechando que no estoy trabajando, surgió la posibilidad de acompañar a Gaby (Gabriela Piccoli, Directora y Coordinadora de TaoSmiling en el Cono Sur) a dictar distintos talleres a la provincia de Santiago del Estero. Nos recibió en la parada de ómnibus Laly (Laura Bratanich, Instructora en formación). Ella desconocía que estaba acompañando a Gaby y como era de imaginar, los gritos de alegría que dimos al vernos llamaron la atención de todos los que estaban esperando con cara de ensueño micros que partían o arribaban.

Ese mismo viernes Gaby dictó una charla de presentación del método en una librería local. Sin previo aviso, asistieron a la charla aproximadamente 20 personas, muchas de las cuales para mi asombro quedaron hipnotizados por la belleza de Gaby al relatar cuales son las maravillas que provoca el método en todos los que lo van conociendo. Al día siguiente, cuando se dictó el curso “Los dones del ciclo ovárico” y a los tres días, cuando se dictó el curso de “Potencia masculina, permanencia orgásmica y regulación eyaculatoria” unas 9 personas asistieron debido a esa primera charla.

Me es tan difícil poner en palabras las vivencias que tuve en lo que va de esta semana. Muchas risas, alegría, empuje, confianza, apoyo y presencia. Igualmente hubo una experiencia que llamó mucho mi atención y que quiero compartir.

Uno de los días se presentó al método en el “Hostal del abuelo”. Ubicado en Termas de Río Hondo, el spa es un conocido destino turístico. Esos lugares que cuando uno entra siente desconectarse del mundo. Solo aparecen en la mente carteles que dicen “Que alegría! Ahora sí, placer, relajación y disfrute”. La cuestión es que en el hostal había un Sr. que entretenía a todos los “huéspedes”. Y bueno a los gritos, lleno de euforia, haciendo chistes y con brillo en los ojos y mucha fuerza hizo que absolutamente todos los presentes en el hostal se acercaran a participar de la charla del método.

Lo interesante fue ver que los huéspedes eran en su gran mayoría gente de edad o al menos parecían ser abuelos. Cada uno, junto a su pareja o grupo de amigos se fue sentando para escuchar que teníamos que decir acerca de TaoSmiling. Ya desde que se fueron acercando se sentía que todo lo que pudiéramos decir iba a ser aceptado sin muchas resistencias.

A medida que Gaby hablaba, la gran mayoría de los presentes asentía con la cabeza. Con dejo de nostalgia a veces y con alegría otras, se sonreían como si estuvieran confirmando las palabras de Gaby. Parecía que cada palabra representaba una certeza en la vida de estas personas. Fue realmente un tesoro sentir que ellos tomaban un nuevo contacto con sus experiencias. Verlos felices por acercarse a cosas que nos acompañan y que no siempre tenemos presente. Era como si el solo hecho de estar escuchándola les venía a confimar que siempre habían estado en lo cierto. Que sus cuerpos y ellos sabían de que se les estaba hablando.

Fue tan gratificante presenciar cómo el método era recibido por gente de edad. Personas que miran la vida desde bien dentro de la experiencia. Años de estar “en la cancha”. Fue una verdadera alegría tener la seguridad de que aunque pasen los años, siempre estamos en un camino ascendente. Que tenemos la alegría de perfeccionar hasta lo perfecto. Se sentía justamente eso, que a pesar de la paz que sostenía el lugar, varios de ellos querían incluso perderse más en esta.

Luego de unos minutos se los invitó a participar de un ejercicio. Se les dijo que podían cerrar los ojos o dejarlos abiertos y que no había compromiso alguno en participar. Ni uno solo se despegó de la silla. Encantados cerraron los ojos, algunos espiaron unos segundos y confiando en la presencia de Gaby los volvieron a cerrar. Yo estaba ubicada al final de la sala. Tenía que poner la música porque el grabador no tenía la función de “repeat”. Al principio pensé “Aaaaaaahhhhh me lo pierdo y justo con todos ellos”, y después pensé “bueno no importa, me relajo y disfruto desde acá”. A medida que se fue creando el clima, no podía dejar de pasear mi mirada sobre cada uno. Cada rostro reflejaba algo distinto. La manera en que movían los labios o los tiempos en los que inhalaban y exhalaban… Las manos todas rugosas sobre las rodillas. No se porqué, tuve la sensación de que muchos de ellos nunca habían hecho algo así. Realmente estaban conmovidos y yo, tenía que hacer un esfuerzo para que no se me salten las lágrimas. Una alegría tan rara sentí. No sé bien porque. Quizás me identifiqué tanto con lo que estaban viviendo que fue como hacer el ejercicio por primera vez. Como cuando uno se presta a algo que no tiene idea de que se trata ni en que va a terminar. Básicamente como dice mi Yaya mi abuela, “se entra como caballo” y como completaría Gaby “se muere en la experiencia”. De verdad sentí que todos los que estábamos ahí en ese momento, estábamos unidos desde un lugar distinto.
Cukie Miguens